viernes, 18 de marzo de 2011

Otra vez la vieja estafa

El ardor bélico occidental -siempre tan presto, tan entusiasta- vuelve a entonar sus tribales cánticos de guerra, es decir, de muerte y destrucción. Ahora le toca a Libia. Solo los ingenuos, o los fanáticos, pueden pensar que lo que aquí se está dirimiendo es la defensa de un pueblo inerme frente a la furia genocida de un gobernante vesánico. Las informaciones que nos llegan pueden ser contradictorias, pero no parece haber trazas, por lo de ahora, de un genocidio en marcha, tal y como irrazonablemente se nos quiere dar a entender desde el frente mediático de la maquinaria bélica. Todo esto suena a disco rayado, a enésima variación sobre los mismos motivos justificativos de la enésima agresión imperialista, que aprovecha el rechazo generado por un personaje reprobable en muchos aspectos para encubrir el auténtico objetivo de la invasión (¿hace falta decir cuál es? ¿ya nos nos acordamos de Iraq?). Los viejos crímenes, y las viejas mentiras, ritualmente repetidos para consumo de una ciudadanía occidental cada vez más átona e indiferente, cuando no decidida partidaria del nuevo espectáculo -formato "hazañas bélicas"- que se avecina. Falta que nos vendan las gafas para que podamos verlo en 3D.
En cualquier caso, inserto aquí un vídeo que sirve para poner en cuarentena (o, por lo menos, en una cierta duda) el aluvión propagandístico que nos aflige.